La puerta se abrió de repente.
Una chica entró.
Llevaba sus alborotados rizos recogidos, todos pararon sus cotilleos para verla, de repente gritó:
-¿Alguien quiere más?
Todos y cada uno dieron a ver sus caras de llenura.
- Oh vamos, chicos, no puede ser que ya estén llenos
- Sólo déjanos procesar el último plato de esto, además el cabello rojo es el mas complicado de sacar de los dientes y... me calló un poco de guacamole en el pantalón- dijo una chica de gafas a la que casi todos le decían Pingüina
- Lo sé, lo sé, es sólo que si no terminamos pronto